“Se pasó una hora buscando el calcetín rojo”.
Aquí vos deixo algúns dos textos que escribistes a pasada semana.
Irie subindo cada día uns pouquiños para que non cansedes e vos animedes a lelos todos.
FIN
Dani López
Irie subindo cada día uns pouquiños para que non cansedes e vos animedes a lelos todos.
Unha aperta moi forte.
“Se pasó una hora buscando el calcetín rojo”
Un día
Aldara salió a la calle, cuando todos estaban en cuarentena por el covid-19.
Al salir
perdió un calcetín rojo y volvió a casa sin él.
La
policía encontró el calcetín rojo con el nombre y enseguida la localizaron para
ponerle una multa. Pero ella se escapó al museo de la Historia.
Allí,
visitando el museo, Aldara se dio cuenta de que no estaba actuando bien y
decidió entregarse a la policía.
La
policía le puso una multa y nada más, ella con todo lo ocurrido decidió
ayudar y buscar una cura para el covid-19.
Investigó,
investigó e investigó hasta dar con una cura que tenía que ver con el calcetín
rojo perdido. Consiguió despertar un poder mágico con el que filtraba el virus
colocándolo en el cuerpo.
La
cura era filtrada por ese calcetín que al principio le dio muchos dolores de
cabeza.
Después
decidió irse por el mundo con su calcetín rojo para buscar curas para las
enfermedades más raras. Se lo agradecieron tanto que recibió varios premios por
su labor.
Con los
años se acordó que de las malas experiencias puedes aprender y mejorar mucho.
Ella le
conto su historia a sus hijos y nietos para enseñarle lo que puedes llegar a
aprender de la vida. Le propusieron escribir un libro contando su vida toda.
Lo hizo,
escribió un libro que fue record de ventas, le puso de título Se pasó una hora
buscando el calcetín rojo, le dieron un premio literario y también le dieron un
premio nobel.
Así es
como Aldara salió un día a la calle y perdió un calcetín rojo que le cambio la
vida.
Alonso
THALÍA
SE PASÓ UNA
HORA BUSCANDO EL CALCETÍN ROJO
La
protagonista de esta historia se llama Loli. Es alta, morena, ojos azules y
tiene el pelo rubio.Su color preferido es el rojo. Le encanta jugar al
baloncesto, por eso está en un equipo muy famoso llamado Liberi. Loli siempre
cuando hay un partido se pone unos calcetines rojos que le dan muy buena suerte
y ganan. Al día siguiente ella tenía un partido, pero pasó una cosa, pasó que
se que se le habían perdido los calcetines. Estuvo buscando por toda la casa
aún así no los encontró. Loli fue a su cuarto a llorar. Pensó en llamar a sus
amigas y contárselo, ellas dijeron que no se preocupara que igualmente iban a
ganar. Al acabar el partido habían perdido 30-19. Dijeron que el calcetín de
Loli era mágico. Fueron corriendo a casa de Loli a buscarlo, estuvieron una
hora y nada.
Después
de pensar tanto a una niña se le ocurrió algo, dijo que podía estar en Canadá.
Fueron a junto sus madres a decírselo. Las madres dicen que sí porque no era
normal que perdieran. Cogieron rumbo a Canadá. El viaje duró 2 horas. Al llegar
fueron rápidamente al vestuario del campo donde jugaron. Al fin de tanto buscar
en el vestuario lo encontraron dentro de una taquilla. Loli se lo agradeció a
todas, empezó a llorar de la emoción. Volvieron todas alegres esperando el
siguiente partido. Cuando llegó el partido lo dieron todo, además ganaron
40-12. Una goleada. Fue el mejor partido de Loli.
María
“Se pasó una hora buscando el calcetín rojo”
El otro día a Sofía le apeteció ponerse
los calcetines rojos ya que le combinaba con su vestido nuevo, encontró uno,
pero el otro no. “Se pasó una hora buscando el calcetín rojo”, pero
nada. Después de un rato llamó a su madre Andrea y le pidió que le ayudara a
buscarlo, revisaron en toda la casa pero no lo encontraron. Como Sofía se había
cansado de buscarlo, decidió coger otros calcetines y se fue al instituto. Cuando volvió a casa le preguntó a
su hermana para ver si ella lo había agarrado, pero ella no quiso responder.
Sofía pensaba que su hermana lo había escondido, ya que era un poco mala con ella, peleaban mucho y no era la
primera vez que su hermana le agarraba algo de su cuarto para jugar. Después de cenar, la madre le preguntó a
María si había agarrado el calcetín de Sofía y esta vez sí respondió:
, - -Sí, fui yo.
La madre le gritó:
-
MARÍA DEL CARMEN A TU CUARTO YA!
Sofía fue con ella, para
preguntarle en donde había escondido el calcetín, pero como no se lo
quiso decir, Sofía le
amenazó:
-Voy a hablar con mamá para que te obligue a devolverme
mi calcetín.
Más tarde, la madre fue a hablar con María
y le obligó a que le devolviera el calcetín a su hermana y le dijo que si no lo
hacía, no podía salir del cuarto.
Al día siguiente, María le devolvió el
calcetín rojo a Sofía, pero ella no se acordaba dónde había puesto el otro.
Como tenía la habitación desordenada, Sofía tuvo que ponerse otros
calcetines.
Cuando regresó del Instituto, ordenó todo
su cuarto hasta que quedó reluciente y finalmente encontró el otro calcetín
rojo que le faltaba. Como el fin de semana tenía una fiesta, decidió
ponerse su vestido nuevo, con sus calcetines rojos.
fin
Natalia
El
calcetín rojo de Martina
En
un pueblo de la costa de Galicia llamado Cee, vive una niña llamada Martina.
Martina tiene nueve años y es una niña
amable y alegre. Su afición es tocar la guitarra y no le gusta nada ir al
dentista. Tiene el pelo marrón claro y corto, los ojos verdes y muchas pecas
por la cara.
Desde
muy pequeña, Martina, ha tenido que visitar al dentista porque la calidad de
sus dientes no era muy buena y va con frecuencia a hacer revisiones para que
sus dientes estén fuertes y sanos.
A
sus padres, les costó muchísimo encontrar un dentista con el que Martina se
encontrase a gusto. Pero finalmente conocieron a Cristina. Era una chica
encantadora y hacía que Martina se sintiese feliz y la visita al dentista fuese
una experiencia muy agradable.
En
la consulta había muchos juegos y libros que a Martina le encantaban. El libro
del ratón Pérez era uno de sus favoritos. Y así la espera se le hacía muy
corta.
Martina
sabía que cada tres meses tenía que ir a revisar sus dientes y ese momento se
aproximaba. ¡La cita era para la próxima semana!
Aquella
tarde, al llegar del cole, como cada día después de merendar Martina se puso
con sus tareas.
De
repente sonó el teléfono de su madre:
-
¡Ring, ring!
Era
de la consulta del dentista.
-
Buenas tardes, siento informarle que Cristina estará de baja médica durante
unos meses y mañana la atenderá su compañera Isabel - dijo la recepcionista de
la clínica dental.
-
¡Oh, qué pena! Espero que Cristina se mejore pronto. No se preocupe, Martina
estará encantada de conocer a Isabel. Nos vemos mañana a las diez. ¡Muchas
gracias! - dijo su madre.
-
Mamá, mamá ¿Quién ha llamado? - preguntó Martina.
-
Han llamado de la clínica dental para recordarnos que mañana tenemos una
cita-explicó mamá.
-
¡Genial veré a Cristina! - exclamó Martina.
-
¡Oh! Cristina no va a poder revisarte, está enferma- explicó mamá.
Aquella
tarde Martina se quedó muy triste por la noticia. No podía dejar de pensar en
que mañana tendría que ir al dentista y le produjo miedo porque no sabía que le
podría hacer la nueva dentista.
Por
la noche casi no pudo pegar ojo porque no podía dejar de pensar en su visita de
mañana. Después de dar muchas vueltas en la cama al fin logró dormirse.
Por
la mañana, su madre la despertó muy temprano porque la cita era a las diez.
Como
cada mañana, Martina se levantó, hizo su cama, desayunó y se iba a vestir
cuando de repente....
-
¡Opss! ¡mi calcetín rojo! No puede ser, le faltaba su calcetín de la suerte.
Sin él no podría ir al dentista.
Se
pasó un buen rato buscándolo.
-Martina,
nos tenemos que marchar, llegamos tarde-dijo mamá.
-
¡No puedo encontrar mi calcetín rojo! - exclamó Martina.
-Debes
apresurarte, falta menos de una hora para la cita y no podemos llegar
tarde-afirmó mamá.
Martina buscó por su habitación, por el
salón, en el baño, en la lavadora... y nada... el calcetín no aparecía, parecía
que se lo hubiese tragado la tierra.
-
¿Te ayudo a buscarlo? - preguntó mamá.
-
Te lo agradecería muchísimo, mamá.
Madre
e hija se pusieron a buscar desesperadamente el calcetín rojo.
·
¿Dónde podrá estar? – dijo Martina.
Llevaban
una hora buscando el calcetín y nada. Cuando de repente...
·
¡Guau, Guau!
Se
escuchó el ladrido de Leo, el perro de Martina.
·
Leo, ¿qué traes ahí? - dijo Martina
·
¡No podía ser! ¡Mi calcetín rojo! -
exclamó Martina – Por fin ha aparecido.
Martina
se puso su calcetín rojo y se fue contenta al dentista. Allí conoció a Isabel y
se lo pasó muy bien con ella, la revisión del dentista fue muy divertida
·
¡Hasta la próxima!
Eso
sí, con el calcetín rojo.
FIN
Marta
UN CALCETÍN ROJO
Que chulos!!!!!!!!!
ResponderEliminarHola
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